6 de julio de 2012

Bancarse lo que emerge como producto de lo que se sembró

Quienes manejan la cosa pública (y no me refiero al gobierno sino a instituciones más pequeñas), piensan que hacer un manejo "político" de los temas a resolver maximiza los resultados positivos. Y eso es verdad, pero a corto plazo. A la larga, caen víctimas de sus propias promesas incumplidas, de sus mentiras y de su accionar "atraveasado" o "retorcido" que les vuelve como un boomerang. Se devela así un accionar inescrupuloso, manipulativo y fundamentalmente reñido con el espíritu democrático que debe aplicarse en toda entidad pública que tenga cargos electivos.
Ante una situación de estas características, el funcionario puede hacer un mea culpa o puede tratar de seguir "retorciendo" más las cosas. Si se da este último caso, es lógico esperar una bola de nieve. Pero cuando esa bola revienta, lo que definitivamente es insoportable, es que el funcionario se enoje con quiénes reclaman. Y peor aun que huya ofendido para generar sentimientos de culpa.     

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